Amanece mi mano sobre tu vientre, fundido de muerte temprana y de esfuerzo zodiacal... Amaneces mi boca sobre tus pechos, permutando olvidos pendencieros y un lejano recuerdo superficial... Amanece mi lengua sobre tu espalda, asentada de vida inherte y un perfume, lejos de ser, especial... Amanece mi sexo sobre tu cama, el conjuro de poca espera y el deseo de medida espacial... Amanece... cemento y rutina... garúa y neblina...