lunes, 20 de enero de 2020

Intensa Mente

Me paré en la orilla, con la mitad de la planta de los pies al aire,
y los talones haciendo fuerzas para no caer.
El vértigo siempre presente.
Desde las alturas el concepto de las cosas,
las formas, los olores, los sabores, son diferentes.
Sobre todo cuando uno ha caminado en las profundidades.
Yo estuve sumergido en ese mundo,
siempre con la mirada hacia arriba.
Arriba siempre hay luz.
Por eso, quizás, la muerte siempre es atrayente.
Lo gracioso que al estar en la cúspide de este mundo humano,
el oscuro del abismo es lo más atrayente.
Saltar, caer, perderse...


el viento sopla,



cada vez más fuerte.