jueves, 25 de marzo de 2010

Parpadeando

Solté la cuerda en el vaivén de tu ojos,
los nudos de mis pupilas
sintieron ascender hasta la cima de algo especial.

Caí perpendicularmente en tu mirada
y al primer golpe de vista quede extasiado
por tu perfil de belleza:

Humilde afrodita jugando en la tangente de los deseos.

Volver a verte y enterrar en tu pecho
el perfume de una sábado de madrugada.

El contorno de tus labios recorridos a la sombra
de alguna habitación cubierta, espontaneamente, de placer...

Mirandonos, el mundo caía a nuestros pies
y el círculo de la vida giraba envolviendonos,
esclavizando nuestros cuerpos desde el alma,
hasta la carne misma...

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