martes, 20 de abril de 2010

Bajo siete llaves...





El silencio, la soledad, los deseos…
cosas tan nuestras.

Objetos inmutables, inmunes, subjetivos, eternos
sin poder de decisión…

Almas en pena,
amarradas a las cadenas de nuestro destino…
y las puertas se cierran…
y todo queda adentro.


Seguro.



Resguardado.




Mirando (por la cerradura) el tiempo pasar…

y en lo alto de la cornisa

en la esquina de lo inevitable…

Los besos y las caricias que dejamos pasar…




Que me pasen la aplanadora por encima,
que fusilen mi cabeza y mis verdades,
por que así no tengo vida, por que así no vale la pena


con tantos silencios,



con tanta soledad,




deseándote,







como un alma perdida…

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