martes, 28 de septiembre de 2010

Ya quesperaré

para ella mi Polonia...


Después de tanto vagar, esperando un encuentro fugitivo,
mirando paredes y fotografías tan calladas,
como la euforia de mi alma contemplando la lejanía.


Después de ahogarme en esperas y pensamientos adyacentes,
sin encontrar el rumbo y la dirección correcta,
le acerco estas simples palabras,
entretejiendo sentimientos que no harán más que mostrarle desde una vanidad inocente,
que aún en su ausencia estoy pensando en usted.


Arriesgado, si lo será, en mi osadía que no contempla nada más y menos que el intento de tenerla cerca,
por ser la base de una catástrofe el no poseer ningún indicio de su exitencia,
cosa que carcome junto a los minutos pujantes que dan vueltas por los rincones de mis deseos,
el nexo unívoco entre la muerte y mi vida.


Aunque he querido guardar un poco de cordura, martillando mis manos,
para destrozar la única oportunidad de escribirle,
no he podido más que dificultar la tarea de plasmar con símbolos la tristeza
que me convierte en un torrente de amargura.


La guerra que llevo dentro esta perdida,
soy el fusil y en mi pecho se aloja el cuerpo mutilado de un soldado vencido,
apostando las últimas municiones, en la batalla,
 ya sin fuerzas, ya sin miedo a perder la vida una vez más.


Pido a Dios, si es verdad que existe,
guarde su inmaculada belleza y la proteja en estos dias,
que me devuelva sus palabras,
esas que verifican y afirman que vale la pena verse reflejado en otra alma,
en este caso la suya, tan pura como hermosa, que me dan fuerzas para seguir...vivo.



...Hamlet un poroto al lado mío.

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