Llueve de mi cuerpo,
quien pudiera secarla entre sus brazos,
la lluvia,
mi alma.
Un venteveo sincero y maldito,
gotas caen,
hilvanando su nido,
de noche,
de alas.
El fondo de tormenta,
la pelea de todos los días,
en el cuadro y en el lienzo,
tus ojos,
el pasado.
Mis manos atadas,
el agua y el viento,
y la realidad que golpea,
sin miedo...
contra la ventana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario