miércoles, 2 de diciembre de 2009

Decadencia...

Decaen mis ojos
desde la cana blanca
sobre tu cabeza
hasta la uña encarnada
en el dedo gordo del pie

Decaen mis labios
desde el paraíso
seco de tu cuello
hasta la humedad
contenida de tu vientre

Descaen el conjunto de mi saliva
desde la superficie convexa
de tu pezón derecho
hasta el vertice que limita
la línea curva del pelo
de mi huevo izquierdo.

Decae los espasmos
de nuestros encuentros
desde el último beso de despedida
hasta el dibujo de tus labios
viendome llegar a tu lado.

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