lunes, 7 de diciembre de 2009

El recital...

Su voz, el timbre de su voz. Aún lo tenía presente...

No pudo decirle nada antes de partir, y ahora entre tanta gente, rodeada de tantos sonidos, un zumbido desgaja las paredes de su cerebro, tratando de salir, de entrar, como un taladro golpeando cada centímetro de su existencia...

Las luces del escenario le hacían cerrar los ojos, imaginaba sus labios moviendose, dibujando las palabaras en el aire, dejando en libertad algún, Te deseo!

Tocaban su cuerpo, los fanaticos en su momento de euforia la apretaban, la sumergian, un estado inimaginable, confundiendo las voces, sintiendo como la memoria le jugaba en contra, sus palabras le lamían los costados, el aspero de su resonancia vocal la penetraba, estaba fuera de sí.

Sus jugos se mezclaban con el sudor del momento, sus manos buscaban por lugares vírgenes, y en su asonancia un grito pululo en el aire buscando sus oídos lejanos, llamandolo con la mente y sus instintos...
Explotó su animal en celos y dejó, como un relámpago, todo el lugar con perfume a sexo...

El cantante no pudo dejar de mirarla, y sintió se dueño de su alma, sin saber que el verdadero dueño de sus oídos no era famoso y apenas si podía afinar...

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Explotó su animal en celos y dejó, como un relámpago, todo el lugar con perfume a sexo...
(...)
el verdadero dueño de sus oídos no era famoso y apenas si podía afinar..."

Estos pasajes me gustan mucho, sobre todo el primero q cito, es tan mmmmmmm... sexual, sí esa es la palabra, en realidad todo el poema está impregnado de ese sentido, más lo musical y, además, en el lector crea la sensación de poder palpar, sentir, lo q se cuenta...

Ya t habrás dado cuenta de que me gusta mucho,

Pam