sábado, 6 de septiembre de 2008

“…y nos vayamos al infierno. “


Diferencias incalculables pronostican tormentas de discordancias
legibles a mil kilómetros,
yo, tantos conflictos de existencia desorbitada
y vos simplificando la ecuación irremediable de nuestro desafortunado destino.
Ambos entumecidos ante la ignorancia
de una solución a nuestra conflictiva subsistencia.
Desde arriba la ausencia deja marcado
el camino mortuorio de la relación atascada
como empedrado absolutista.
Yacen por fin nuestros cuerpos y en el infierno,
se encuentran para pecar sin consuelo,
desinfectándonos de los declives impuestos de común acuerdo,
en la sociedad ensimismada de malos entendidos.
Es tan lúgubre como el pedido casi insospechable de predicadores
que quisieron revertir la tortura de vivir sin la benevolencia compartida en pareja.
Resumir los sentimientos
es como incrustarse en el alma
una inagotable cantidad de destructivos amaneceres sin vidas.

” Te la hago corta: aunque sea un pecado, te re cago amando … “

7 de Septiembre del 2008.-

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